Movimiento y estabilidad: Artículo sobre Técnica Alexander con Marta Barón en Madrid

Movimiento y estabilidad: un equilibrio esencial

​Esta fotografía me hace reflexionar sobre el equilibrio de un ser humano. Si miras un bebé, verás que para evitar caerse hace uso de la libertad de sus articulaciones y también del peso y asimetría de su cabeza. Se relaciona con la gravedad acusando su tirón hacia abajo pero usando su capacidad innata de oponerse a ella.

¿Qué tal es tu equilibrio? ¿Lo percibes de alguna forma? En mi experiencia,  es habitual tener algún tipo de interferencia en el equilibrio, suele ser mejorable

Puede que vengas a mis clases a resolver un problema de dolor de rodillas, mareos o caídas frecuentes. Verás que si haces el pequeño trabajo personal que te voy a ir indicando, y con el tiempo, te darás cuenta de que ya no te caes, no te duelen las rodillas o los mareos desaparecen. Yo notaré que tu equilibrio ha mejorado, haciéndose más estable pero más flexible. Mejora la estabilidad y la flexibilidad para moverse.

Y ¿cuál es esta cualidad esencial que tienes como ser humano? El equilibrio es lo que conecta el movimiento con la estabilidad. Te proporciona la capacidad de moverte sin caerte. El mecanismo es muy complejo y sutil. Hay infinidad de factores que hacen que mantengas el equilibrio: oído interno, hormonas, músculos posturales, riego sanguíneo, etc.; todos estos factores son inconscientes y automáticos, no tienes la posibilidad de cambiarlos directamente.

Sin embargo, la forma en que te usas a ti misma, también juega un papel fundamental en el equilibrio; y este «uso» lo puedes ejercer conscientemente. Tendrás que aprenderlo, sí. Y esto es lo que te puede enseñar la Técnica Alexander.

Volvamos al bebé; piensa en el proceso por el que tiene que pasar antes de poder mantener su equilibrio con solvencia, ¡le llevará varios años! Tendrá que adquirir el control de sus ojos; la musculatura del cuello para sostener la cabeza; la musculatura para sostener la espalda; la coordinación de brazos y piernas, cosa que se produce en la espalda. Por último, la unión de todos estos factores junto al uso de la cabeza dará como resultado el equilibrio y la capacidad de moverse de forma autónoma.

Quiero precisar el papel que juega la cabeza en la cuestión del equilibrio. La cabeza está encima de la columna vertebral y es una parte del cuerpo esencial con una serie de características únicas. Por un lado, pesa entre 4 y 5 kilos; es asimétrica, es decir, la parte delantera de la cabeza, desde las orejas hacia delante, es más pesada que la parte de atrás; y, por último, se conecta con la columna en la llamada “articulación atlanto-occipital”, un soporte con forma de mecedora sobre la que la cabeza se balancea. Este balanceo es esencial para el movimiento; es más, ES el que posibilita el movimiento.

Si observas el movimiento de la cabeza del bebé, verás que juega un papel fundamental a la hora de evitar caerse. Su cabeza va en una dirección que favorece permanecer de pie y erguido. Cuando logra controlar esto (inconscientemente, por supuesto, pero controlarlo a base de caerse y reajustarse) consigue mantenerse sobre sus pies más veces de las que cae. Cuando no lo controla, usa otro recurso: las articulaciones de las piernas, en especial las rodillas. Permite que se doblen y así evita darse de cabeza con el suelo.

Te propongo una pregunta: ¿cómo sostienes tu cabeza? Porque en función de esta respuesta, tu equilibrio favorecerá la estabilidad y el movimiento; o tendrá dificultades para mantener la estabilidad y entonces hará los ajustes necesarios para no caerse, cosa que irá en detrimento de la libertad de movimiento.

En una nota práctica: observa cómo está tu cabeza ¿La echas hacia abajo cuando lees un libro, o usando tu móvil o tu ordenador? ¿Cuándo andas, está equilibrada sobre la columna vertebral o está torcida o hacia atrás? La columna sobre la que se apoya, el cuello, ¿está rígida? o ¿demasiado relajada? Puede que no sepas la respuesta a estas preguntas ni seas consciente de la calidad de tu equilibrio. Pero puedes chequear tu postura, si tienes rigidez en el cuerpo, si te duele la espalda o te cuesta estar de pie o sentado, si tu respiración es superficial o sufres de constante estrés. En estos casos, casi seguro, el equilibrio estará afectado, ya que todas estas interferencias que describo en los mecanismos naturales del cuerpo, empeoran el equilibrio.

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