Enseño Técnica Alexander a personas que tienen diversas dificultades corporales como consecuencia de malos hábitos adquiridos a lo largo de la vida.
La vida cotidiana está llena de retos y cada persona hace lo mejor que puede para cumplir con ellos.
Usando mi formación y experiencia, yo te ayudo con esta tarea, para que en cada actividad que emprendas, ganes en conciencia, eficacia y disfrute.
Empecé a recibir clases de Técnica Alexander en 1993, necesitaba resolver un dolor de espalda que insistía en quedarse en mi vida. Poco después decidí entrenarme para hacerme profesora, ya que, con las clases, mi vida había mejorado enormemente; para mí se convirtió en una herramienta que me ayudaba de manera continuada y constante a manejar mi vida.
En la actualidad, no hay ningún ámbito en el que no haya experimentado una mejoría. Me ha ayudado a disfrutar más de la vida, a seguir aprendiendo cada día y a manejar las mil y una demandas que la vida me pone delante todos los días.
Desde que terminé mi entrenamiento, en 1999, me dedico exclusivamente a enseñar la Técnica Alexander. En esa etapa maravillosa y única en mi vida, conseguí liberarme para siempre de mi dolor de espalda. Y tenía ganas de compartirlo con tanta gente como fuera posible. Desde entonces mi experiencia se ha ampliado, cada día disfruto enormemente de iniciar a los que llegan a mi centro para resolver los problemas corporales que les impiden hacer la vida con facilidad y fluidez.
Con un sistema. Sin prisa, pero sin pausa, avanzando con cada clase y dándote herramientas desde el principio.
Te observo y veo donde puedes mejorar, ayudándome de las manos y explicaciones sencillas.
La clase y la evolución la hacemos en equipo, me pongo de tu lado para que encuentres un camino de facilidad en el día a día.
Mis alumnas y alumnos cuentan su experiencia con la Técnica Alexander
Monitor Pérez. Experto en marketing
CÓMO LA DESCUBRÍ.
Descubrí la Técnica Alexander por casualidad. No la estaba buscando. Trabajaba en un proyecto de creación de un centro de wellness para clientes de alto poder adquisitivo, e investigando la oferta de los más famosos centros en los Estados Unidos, vi que en casi todos se hablaba de la educación postural como una de las técnicas de más impacto a largo plazo (sorpresa para mí, no tenía ni idea). Profundizando en el tema vi que casi siempre se mencionaba una tal Técnica Alexander como la base desde la que partían las distintas ofertas.
Más adelante, en un viaje de trabajo a Escandinavia, también por casualidad, descubrí varios libros sobre ella que compré diligentemente. No me enteré de nada. Demasiado complejos para mí. Pero ya tenía interés por probar esa cosa tan rara. Busqué en internet sin ningún tipo de información añadida y localicé a Marta Barón. Una suerte para mí.
Marta es una persona seria, más británica que muchos británicos y la antítesis de un “vendedor”. A las pocas sesiones te das cuenta de que esto va de verdad.
MI EXPERIENCIA
Parto de la base de que practico yoga y, por lo tanto, soy consciente de la gran importancia que pequeñas modificaciones en la postura tienen para la salud.
Desde esa comprensión se puede valorar el impacto de la técnica en tu vida. Que nunca va a ser inmediato. Cada día te das un poco más cuenta de su efecto sutil en una sensación de seguridad y bienestar a la que antes no llegabas.
Marta desde su rigor y profesionalidad te acompaña y guía en ese proceso que asumo es diferente para cada uno de nosotros.
Después ya vuelas solo y creo que su efecto depende de que la introduzcas en tu rutina diaria. Sólo así puedes beneficiarte de sus efectos.
RESUMEN
Soy una persona muy tensa, obviamente por motivos muy profundos, y noto que la Técnica Alexander es algo que me ayuda mucho a corregir bloqueos y a sentir una energía que ahora forma parte de mi propia persona y que antes no tenía.
Creo que la técnica es más eficaz para las personas que ya están concienciadas de antemano. Y que saben que las cosas buenas llevan su tiempo.
Y Marta y sus colegas ingleses son el mejor camino que pueda imaginar para explorar algo tan serio, tan distinto de lo que la mayoría de la gente conoce y con un impacto tan grande.
Laura Cáceres. Técnico de laboratorio
Llevaba cuatro años con un dolor de rodilla que se extendió a la cadera y al tobillo. Cansada de depender de las técnicas tradicionales que únicamente tratan los síntomas, encontré la Técnica Alexander buceando por la web, así que empecé con su práctica, con el objetivo de modificar mi postura y movimientos de una manera más holística. En mi primera clase, Marta me enseñó la clave de la técnica - Parar y Observar- algo que en principio parece sencillo pero que resulta muy difícil poner en práctica con un ritmo frenético de vida. Poco a poco estos conceptos se fueron ampliando, con las órdenes de Soltar y Pensar, y casi sin darme cuenta, fui siendo más consciente de mi cuerpo y de cómo gestionar mis dolencias y desequilibrios corporales.
En mi experiencia, creo que la Técnica puede ser útil para cualquier persona que quiera entender mejor el funcionamiento de su cuerpo-mente como un todo, y en especial para aquellas que tengan estrés o dolores posturales por estar muchas horas en la misma postura.
Desde 1999 doy clases de Técnica Alexander y trabajo en el entrenamiento de profesores desde 2008.
En 2016 abrí mi escuela, el Centro de Enseñanza Constructiva (CEC). Cogí el nombre de mi escuela de formación, el Constructive Teaching Centre de Londres donde, bajo la supervisión de Walter y Dilys Carrington, me “recuperé” a mí misma. Los años que pasé allí supusieron una profunda transformación y me devolvieron la oportunidad de expresarme como un ser humano completo. Mi deseo es que mi escuela se acerque a esta generosa tarea que mis maestros me enseñaron con tanto arte.
En 2017 traduje y publiqué el primer libro de Alexander, La herencia suprema del Hombre, una tarea que me hizo mejor profesora y amplió el abanico de capacidades activadas en mí. Por ello, le estoy agradecida al Sr. Alexander.
¿Empezamos?
Cuéntame lo que te pasa con tu cuerpo y verás que vamos a encontrar una solución antes de lo que imaginas.
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