Con la Técnica Alexander vas a ver, en tiempo real, como los dolores y rigideces de tu cuerpo van cediendo.
Tu relación con tu cuerpo se hace más fluida y eres capaz de tomar decisiones sobre tu cuerpo que te lleven en la dirección que deseas, sin hacerte daño.
Es para ti si crees que tú puedes intervenir para resolver tus dificultades corporales (con un poco de ayuda externa)
Si has probado otros métodos y no te han ayudado a solucionar tu problema de dolor, incomodidad o rigidez. He ayudado a muchas personas que habían probado de todo y su problema volvía una y otra vez.
Si buscas, no sólo recuperarte de tu problema corporal, sino aprender algo que te acompañe en cualquier actividad que emprendas
Si haces alguna actividad repetitiva y tienes dificultades en su ejecución. Buscas una solución y tienes claro que existe aunque no hayas dado con ella.
Aprende sobre tu funcionamiento y sobre la conexión entre tu cuerpo y tu mente
Si sabes cosas sencillas sobre tu funcionamiento, será más difícil que te hagas daño, ya que respetar el diseño se hará más fácil.
Saber cuales son tus hábitos nocivos te ayudará a cambiarlos; cubrirás tus necesidades y exigencias con salud
¡Sí, cada actividad! Eso es posible si te observas bajo una luz diferente: la de la posibilidad de usar tu sistema de forma respetuosa ¡Imagínate lo que sería disfrutar de cada actividad!
Las herramientas de la Técnica Alexander son pocas y sencillas. Solo se requiere algo de entrenamiento para activarlas y empezar a usarlas con frecuencia. Eso es lo que aprenderás en las clases.
No es terapia, ni alternativa ni de otro tipo. Es un trabajo de aprendizaje, yo te enseño algo, tú aprendes poco a poco
No es un método de ejercicio. Vas a entrenar algunas de tus capacidades pero nunca de una forma repetitiva y siempre con conciencia
No es un trabajo pasivo. Siempre digo que a las clases se viene a trabajar, tu mente ha de estar implicada en lo que estamos cociendo. Si conseguimos esto, el resultado es óptimo
No es un trabajo puntual. Una clase es un pequeño eslabón de una cadena, el trabajo de varias clases es lo que te da un punto de vista más rico y útil para ti
No es una técnica de manipulación. Trabajo con las manos pero no voy a colocarte o forzarte de ninguna forma.
No es algo que tienes que aprender y hacerlo “bien”. Buscamos más matices que “bien” o “mal”
Frederick Matthias Alexander (1869-1955) fue un actor australiano que, en su temprana carrera, se vio limitado por problemas de voz. Como consecuencia de esto, y en vista de que médicos y profesores de voz no lograban dar con una solución duradera, emprendió una investigación personal para descubrir el origen de sus dificultades.
Con un poco de observación, descubrió que repetía una serie de movimientos sin darse cuenta, y ocurrían cada vez. Cuanto más difícil era lo que hacía, más aparecían estas reacciones musculares. Entonces inició un laborioso camino para detener esas reacciones que le llevaban a resultados indeseados.
Alexander constató que, de forma inconsciente, tensaba el cuello. Se dio cuenta de que lo hacía cada vez que iba a recitar y, con un poco de práctica, pudo ver que lo hacía en muchas más ocasiones. Practicó delante de un espejo hasta darse cuenta de que si cambiaba ciertas posiciones y actitudes, también lo hacían sus consecuencias. Con el tiempo ideó un método que no solo le libró de su problema crónico de voz sino que mejoró su salud de forma considerable. Al ver la mejoría que se había producido en él, algunos compañeros de profesión y amigos le empezaron a pedir consejo. De esta forma empezó a enseñar a otros. Muy pronto algunos médicos le estaban mandando gente.
A partir de 1904 su vida cambiaría, ya que deseaba presentar su técnica en un mundo más amplio y decidió irse a vivir al Reino Unido. Gracias a algunas cartas de recomendación y su buen trabajo con cientos de personas, su técnica recibió el apoyo de médicos, directores de escuelas privadas y estudiosos en varios campos. Su práctica privada de enseñanza fue exitosa tanto en Reino Unido como en EEUU, donde pasaba largas temporadas tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial.
Escribió cuatro libros sobre su trabajo: La herencia suprema del Hombre (1910), Control consciente y constructivo del individuo (1923), El uso de sí mismo (1932) y La constante universal de la vida (1941). Todos ellos están, en la actualidad, traducidos al español (botón para la página de libros).
En 1931 abrió un curso de formación de profesores. A su muerte había unos 25 profesores enseñando su técnica. En la actualidad hay unos 3000 profesores repartidos por el mundo.
Imágenes originales de F.M. Alexander haciendo una demostración de la Técnica. En inglés.
Mis alumnas y alumnos cuentan su experiencia con la Técnica Alexander
Aitor Grandes Gajate. Empresario
Conocí la Técnica Alexander por casualidad, a través de mi amiga María de Marcos. En ese momento me encontraba con fuertes dolores de espalda que venía arrastrando desde hacía muchos años. Comencé a leer en internet sobre el tema y me compré algunos libros, pero no llegaba a comprender del todo en qué consistía. Buscando en internet di con la consulta de Marta Barón y me decidí a escribirla. Comenzamos haciendo una sesión semanal y también le pedí bibliografía para seguir profundizando. Si bien es cierto que creo que intelectualmente sigo sin comprenderlo del todo, el efecto en mi cuerpo ha sido prácticamente magia. Y creo que no me quedo corto si digo que también ha sido el inicio de un profundo cambio espiritual. Además de las sesiones con Marta, lo que más me ha ayudado es hacer el trabajo de semisupino en casa, que Marta me enseñó en mis clases. Esos 15 minutos cada día me producen un gran bienestar. Creo que la Técnica Alexander, en mi caso particular, ha sido la entrada al mundo del yoga y la meditación que tanto bien me hacen hoy en día. Gracias, Marta, por tus clases.
Pablo Vivancos. Pianista
He estado cuatro años recibiendo clases de Técnica Alexander de Marta Barón, hasta que tuve que dejar Madrid para dedicarme a mi carrera profesional.
Al comenzar mis estudios superiores de piano, me dijeron que podía ser interesante conocer la Técnica Alexander, por lo que decidí probar aún no conociendo en qué consistía. Desde la primera clase me quedé sorprendido, no sabía describir qué había pasado, pero la relación con mi cuerpo y con mis movimientos era diferente. Recuerdo que Marta se dedicó a trabajar conmigo, sin hacerme apenas preguntas, simplemente observando y guiándome con sus manos. Realmente no sabía lo que estaba haciendo, pero mi percepción sensorial era diferente y novedosa.
Durante las primeras semanas experimenté un proceso de descubrimiento. Seguía sin saber en qué consistía la Técnica ni qué hacía Marta al apoyar sus manos en mi cuerpo, pero me sentía más conectado y consciente de mí mismo. No sabía cómo relacionarme con él, pero sí sabía que existía una relación que se podía observar y, quizás, educar. De esta forma fui adentrándome en el proceso de aprendizaje que plantea la Técnica Alexander, observando, pensando y tomando decisiones.
Los cambios que me ha aportado la Técnica Alexander no llegaron con presteza, pero sí para quedarse. Se trata de una reestructuración y reeducación general a nivel profundo a través de la observación de cómo nos usamos a nosotros mismos para así poder relacionarnos de otra forma más útil y funcional. Ahora me doy cuenta de que mi cuerpo funciona mejor: tiene más energía, es capaz de sostenerse con mayor facilidad, es más espontáneo y presenta menos lesiones y enfermedades.
Me habría dado más que satisfecho con todos estos cambios, pero la Técnica también reestructuró mi mente, cambiando la forma de relacionarse no solo con mi cuerpo sino con el mundo exterior. Ahora gestiono mejor mis días, soy consciente de mis estados físicos y psíquicos, comprendo cuándo mi cuerpo está cansado por falta de energía o por otras variables psicológicas como estrés o monotonía y me relaciono de una forma más consciente y sana a nivel social.
Definitivamente, la Técnica Alexander fue, en un principio, algo desconocido, después una curiosidad, posteriormente un interés y finalmente, una herramienta indispensable en mi vida.
¡Sin duda! Recomiendo a todos los que se acercan a la Técnica que practiquen “semisupino” a diario. Es uno de los procedimientos que aprenderás en las primeras clases.
Si ya has dado algunas clases, te recomiendo mirar los programas de entrenamiento que encontrarás en esta web. El entrenamiento te ayudará a ir más allá e incluso a hacerte profesor de la Técnica Alexander, si eso es lo que deseas.
Tenemos una librería especializada en Técnica Alexander en Madrid.
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