Las sensaciones. Artículo sobre Técnica Alexander con Marta Barón en Madrid

Las sensaciones: un complejo universo de información

Estamos influenciados principalmente por procesos sensoriales (sensaciones). Al recibir un estímulo, la naturaleza de la respuesta dependerá de la actividad conjunta de los procesos relacionados con la concepción y con los mecanismos sensoriales y de otro tipo, responsables de la sensación que experimentamos. Esta actividad conjunta aparece mencionada en toda mi obra como apreciación sensorial. Incluye todas las experiencias sensoriales que se transmiten a través de los canales de la visión, el oído, el tacto, el movimiento, etc. y que son responsables de la acción y reacción psicofísicas en todo el organismo.

F. M. Alexander, Control consciente y constructivo del individuo

¿Qué te caracteriza como ser humano? Tu nivel de conciencia; tu capacidad de estar erguido y sostenerte; tu capacidad de sentir. La cuestión de la sensación es fundamental.  Aprender que es una herramienta potente y, sin embargo, llena de recovecos sorprendentes es un camino lleno de sorpresas. Tus sensaciones te proporcionan información que te ayuda a lidiar con las exigencias de tu vida.

Hay tres elementos que te dan información para reaccionar mejor en la vida cotidiana:

1. Las sensaciones derivadas de los 5 sentidos: vista, oído, olfato, tacto, gusto.

Los sentidos son instrumentos que mandan mensajes al cerebro que te permiten actuar de forma constructiva para tu sistema. ¿Funcionan bien? ¿Mandan información cuando hay alguna alarma que pone en peligro la integridad? ¿Se inhiben cuando todo va bien? Depende de la libertad que tenga tu cuerpo, ya que es el vehículo que conduce las sensaciones. Sin libertad (tensiones y relajaciones indebidas) la información no tiene el soporte adecuado para circular libremente y entonces puedes estar menos receptiva de lo que sería deseable.

2. El sentido cinestésico.

El sentido cinestésico te permite ser consciente de la postura y el movimiento. Te ayuda a controlar y coordinar actividades como andar, hablar, coger un objeto o estar de pie. Te da información sobre músculos, articulaciones, tendones y otras partes del cuerpo a través de receptores. De nuevo, si falta libertad en el cuerpo, la sensación del cuerpo llegue tu cerebro con más dificultad.

3. La cuestión mental.

Esto es, tus ideas preconcebidas (incluidas las erróneas), tus experiencias, el aprendizaje en ámbitos variados y hasta la intuición.

Estos tres grupos dan información a tu cerebro. Conectan tu cuerpo y tu mente y nos ayudan a explicar la palabra “psicofísico” que tanto usamos en las clases. El conjunto de esta información es te permite tener una “apreciación sensorial” fidedigna. De esta forma podrás tomar la decisión adecuada que te llevará a conseguir lo que te has propuesto sin hacerte daño.

Pero lo que predomina es lo que Alexander llama “apreciación sensorial engañosa”. No te impide hacer lo que te has propuesto, pero sí interfiere con la eficacia y eventualmente puede tener un efecto nocivo en la salud. La pregunta que puedes hacerte es si hay algún “defecto” en el grupo de los sentidos o bien en el sentido cinestésico o bien en toda la cuestión “mental” que se deriva del tercer grupo.

La apreciación sensorial es la evaluación de lo que sientes; engloba los pensamientos, conscientes e inconscientes. Cuando no se ajusta a la realidad, decimos que es “engañosa”. Si esto es así, no puedes fiarte de lo que sientes, más allá de las sensaciones “extremas” (hambre, sueño, dolor, calor, frío, sed, etc.). Incluso estas se pueden cuestionar; ¿quién no ha pasado la tarde comiendo porque tenía una extrema ansiedad y, sin embargo, la sensación de hambre era muy clara? El dolor de espalda, por ejemplo, es profundamente emocional y muchas veces, al hacer pruebas médicas, no aparece nada que justifique el dolor y, sin embargo, es muy evidente que nos duele. Como estos dos ejemplos se pueden dar muchos y todos llevan a la misma conclusión: tus sensaciones corporales no son del todo fiables.

En las clases vamos a trabajar para descubrir si tus sentidos están “encendidos”, cuanta información te dan y si te llega a la conciencia de forma que sean una herramienta útil. Cada instrumento sensorial te da información; cuando el conjunto funciona aceptablemente, podemos decir que tu apreciación sensorial es fiable. En mi experiencia, todas las personas adultas que vienen a clase, pueden mejorar en este terreno. A menudo, en la infancia, la apreciación sensorial es fiable. Pero pierden esta cualidad al crecer, y su vida se complica. Los niños no tienen conciencia de esta cualidad (forma parte de su funcionamiento básico); el modelo formativo, basado en conseguir metas sin evaluar los medios que tienen a su disposición, no ayuda.  A medio plazo, su capacidad de sentirse y conectar los pensamientos con lo que pasa en el cuerpo, desaparece casi por completo. Cuando empieza a dolerles algo o tienen alguna dificultad para conseguir sus metas, empiezan a hacerse preguntas y, con suerte, a encontrar algunas respuestas.

Pero vayamos a lo práctico: ¿Qué sientes a lo largo del día? ¿Sólo sensaciones “extremas”? Chequea alguna sensación normal de cada uno de tus sentidos. Por ejemplo, toma conciencia de lo que registran tus ojos en la habitación en la que estás; escucha e intenta diferenciar tres o cuatro sonidos; percibe algún olor de tu ropa, o de alguien que esté cerca; percibe el tacto de la ropa, el reloj, o el pelo sobre la cara. ¿Puedes sentir como el aire entra y sale por las fosas nasales? Cierra los ojos un momento y siente si hay algún movimiento o ausencia de él. Por último, plantéate cambiar alguna de tus rutinas, ¿qué te hace sentir esta posibilidad? Piensa también si esas rutinas son intrínsecamente adecuadas y necesarias para tu bienestar o más bien las has adoptado sin darte cuenta.

Espero que haber comentado todos estos elementos, te den una idea de lo compleja que es tu apreciación sensorial. Para trabajar con ella tienes que aprender a observarte, reflexionar, jugar, probar.

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