¿Sabes lo que es la fuerza de la gravedad? ¿Y cómo te afecta a ti en tu vida cotidiana? ¿Te ayuda a vivir o es una dificultad más que tienes que vencer?
Recuerda que eres un ser vivo en un planeta cuya naturaleza genera un potente campo gravitatorio que atrae hacia su centro a todos los objetos que están en su campo de acción. Incluido a ti.
Si tocas música, tanto tú como tu instrumento, estáis sujetos a la fuerza de la gravedad. Sin embargo, reaccionáis a ella de forma muy diferente. Como eres un ser vivo, tienes la capacidad de oponerte a ella; sin embargo, tu instrumento es un ser inerte, y, por tanto, no tiene la capacidad de desplazarse, cambiar o moverse sin una fuerza externa (tú) que lo accione.
¿Cómo estáis conectados tú y tu instrumento con la gravedad y la Técnica Alexander? El uso. Esta palabra expresa una situación dinámica en la que el movimiento, las exigencias técnicas, los nervios, las emociones, etc., están íntimamente conectados. Ante un determinado estímulo, las respuestas son tan variadas como el número de individuos. A veces, la reacción que tienes al estímulo es adecuada y te ayuda a conseguir el objetivo que te has propuesto respetando tus mecanismos naturales. Otras veces esto no es así: consigues lo que querías, pero interfieres sobre los mecanismos de la postura, la respiración, la digestión, el sueño, etc. Lo que ocurre en realidad es que, por la forma en que te mueves y reaccionas a ese estímulo, generas también (sin tener conciencia, por supuesto) una interferencia sobre la energía que tienes disponible para oponerte a la gravedad, una fuerza, no lo olvides, constante e independiente de tu estado de salud.
Puedes distraer tu atención de tu persona centrándote únicamente en el instrumento, la ejecución musical, tus expectativas o miedos y es probable que una parte del resultado final sea que eres menos capaz de sostenerte. Tu equilibrio se resiente y entonces es más difícil sostener tu espalda o los brazos, disponer de aire suficiente o mover los dedos a la velocidad adecuada. La respuesta a esa demanda en concreto es inadecuada y pueden aparecer los problemas.
¿Qué papel juega aquí la gravedad y cómo puedes usarla a tu favor? La naturaleza ha previsto para ti una serie de cosas, entre otras una dirección dependiente de la gravedad. Ésta te lleva hacia abajo, pero el hecho de que eres un ser vivo hace que eres capaz de ir en la dirección opuesta. Hacia arriba entonces. Como músico, puedes preguntarte cuál es tu dirección interna cuando estudias o tocas para otros. La idea de ir hacia arriba no tiene sentido al principio, pero lo tendrá si la trabajas. Recuerda que solo es un deseo, una intención, una forma de reaccionar a los estímulos.
La dificultad está en saber si estás yendo hacia arriba o no. Es fácil caer en la idea errónea de que la apreciación sensorial te va a informar de lo que pasa. El sentido cinestésico te indica como estás en el espacio. Pero… es un instrumento poco fiable y a menudo te manda señales equívocas y erróneas de lo que pasa. A veces no te informa en absoluto de algún tipo de desorden del sistema y acabas enterándote porque aparece un dolor.
Saber si estás yendo hacia arriba no es fácil. Lo que sí puedes saber es si estás yendo hacia abajo, es decir, en una dirección no natural. Esto es así porque la percepción sensorial es un sistema de alarma y, en el caso de que funcione bien, lo hará bajo esta premisa. Si no vas hacia abajo, será que estás yendo hacia arriba. Sencillo.
También te puede ayudar buscarte un punto de referencia externo para saber en qué dirección quieres ir. Puedes utilizar muchos objetos inanimados para tener clara tu dirección: la silla, el instrumento, el suelo, la partitura, incluso. Todos estos objetos siguen fielmente el dictado de la gravedad y tú vas en dirección opuesta a ellos.
Cuando sabes qué dirección te corresponde, los mecanismos posturales funcionan de forma activa e interactiva con el medio. Son capaces de adaptarse a las exigencias del momento. Esto incide positivamente en las funciones corporales, ya que si la musculatura de soporte funciona con libertad – y no puede hacerlo si no vamos hacia arriba – el resto de funciones se encuentra en el marco adecuado para hacer su trabajo sin exceso de esfuerzo.
Aprender a usar la dirección “hacia arriba” y la fuerza de la gravedad a tu favor requiere un poco de trabajo. Las clases de Técnica Alexander te proporcionan la experiencia de ir hacia arriba, ayudándote a identificar los hábitos que te llevan hacia abajo.
Recuerda que la gravedad siempre está presente, independientemente de tus circunstancias o estado de salud. La parte cambiante y evolutiva eres tú; ella actúa con una consistencia muda y libre, fácil. A partir de ahí, decidir cómo quieres interaccionar con ella puede ser una gran ayuda.
La Técnica Alexander te ayuda a conseguir esto. Te pone en contacto con tu persona y te ayuda a descubrir qué haces cuando respondes a las necesidades de la vida. Te ayuda desarrollar respuestas constructivas, sin ignorar tu situación y el deseo o necesidad de ese momento. Te enseña a poner un espacio entre estímulo y respuesta en el que puedes tomar el camino más adecuado para ti en ese momento. En el proceso de aprendizaje irás descubriendo tus hábitos y mecanismos de respuesta, teniendo entonces la posibilidad de elegir si quieres seguir así o cambiar.