Respirar: Artículo sobre Técnica Alexander con Marta Barón en Madrid

Respirar: un círculo continuo

Naces y tu primera acción es respirar. Si dejas de respirar más de algunos minutos, ya no estás en la vida. La calidad de tu respiración es una fuente de información de tu estado general.

Mientras estamos vivos, respiramos todo el tiempo. Puede que sea mejor o peor, cogiendo aire por la boca, cogiendo la mínima cantidad de aire para sobrevivir, no dejando que el aire entre, no permitiendo que salga, etc. Pero en todos estos casos, sigue habiendo intercambio de gases dentro de nosotros, cogemos oxígeno y soltamos dióxido de carbono.

Cuando vienes a las clases, observo qué haces al respirar. Me interesa saber si respiras por la boca o por la nariz; si tu respiración es superficial o profunda; si al respirar subes los hombros o te desmoronas; si haces ruido al coger aire o al soltarlo. Me interesa ver si cuando vas a hablar te veo u oigo coger aire por la boca antes de iniciar la frase. Estoy atenta a la zona de los costados, a ver si hay movimiento cuando se mueve el aire hacia dentro y hacia fuera; o si no lo hay.

Todos estos elementos me dan información sobre tus hábitos respiratorios. Puede que también te pregunte sobre tu idea de la respiración. Si percibes cuando el aire entra y sale, si te falta el aire. Es habitual que la gente esté disconforme con la calidad de su respiración. Y poco habitual encontrar gente sin interferencias, con una respiración libre.

Tener una “respiración libre” no es un objetivo, sino la consecuencia de una serie de cosas: refleja que tu musculatura, la que interviene en la respiración, está libre, que no le sobra tono (lo cual impide que el aire entre o salga con fluidez) ni tampoco le falta (el tronco se levanta y se desmorona a medida que el aire entre y sale). Si vienes con interferencias en la respiración y veo como te vas soltando a lo largo de la clase, sé que vamos por buen camino. Cuando pasa esto, sé que tu musculatura está ganando en libertad y eso hace que tu respiración mejore. La respiración me da información sobre tu estado muscular.

También vamos a mirar si tienes el hábito de respirar por la boca o por la nariz. A veces, al practicar un deporte, puedes acostumbrarte a respirar por la boca y ese hábito llega a imponerse en tu vida cotidiana. Con las clases vas a aprender a observar si está pasando esto.

Vas a aprender sobre tu mecanismo respiratorio, pero lo que nos interesa sobre todo es como te usas en el día a día. En otras palabras, vas a observar cómo respiras.

¿Sabes si dejas que entre el aire o lo coges haciendo ruido?
¿Cuándo expiras, el tronco se colapsa sobre las caderas?
¿Hace falta coger aire o entra solo?

Puedes observar tu respiración y quizás sacar alguna conclusión de tu estado muscular. Hagamos un juego muy sencillo: no te muevas durante cinco minutos y observa como el aire roza las fosas nasales cuando entra y sale. No te preocupes si el intento de observar varía el ritmo respiratorio, es normal. Sigue observando durante unos minutos y observa el estado emocional que se genera. Cualquier cosa es posible y todo lo que observes es interesante. Quizás notes que te relajas, que te sueltas. O precisamente lo contrario: que te tensas. Mira a ver si puedes percibir como se mueve la tripa… las costillas… la zona dorsal de la espalda… los hombros, el pecho. Todo lo que percibas es valioso porque se trata de ti. Y aunque no llegues a entender lo que estás haciendo, lo que estás experimentando eres TÚ.

Cuando hablo de la respiración siempre recuerdo varias cosas. En primer lugar, que he sido asmática; una parte de mi asma era alérgica (a los gatos) y esa asma era muy difícil de quitar, pero con las herramientas que me proporciona la Técnica siempre fui capaz de lidiar con ella y mejorar en un rato más o menos largo. A veces también tenía asma asociada a la ansiedad; por ejemplo, si iba a correr y empezaba demasiado rápido, podía aparecer. Pero esto lo resolvía enseguida: me centraba en la salida del aire, trabajaba no tomando aire sino dejando que entrara e insistiendo en sacar el aire que estaba en los pulmones. Solía quitarme esos ataques de asma sobre la marcha, sin parar de correr. Hace bastantes años que no tengo asma, aunque si voy a casa de alguien que tiene gato estoy muy atenta y a la primera señal, empiezo a trabajar conmigo misma.

La otra cosa que recuerdo es que vivimos en un mundo muy rápido, lleno de estímulos, demandas, necesidades, deseos. Es muy difícil parar y esto genera una situación general en el cuerpo que no es exagerado catalogar de ESTRÉS. Un cuerpo estresado encuentra muy difícil respirar con libertad, sencillamente porque los músculos están atentos a adaptarse a los cambios que van surgiendo. Y esos mismos músculos son los que intervienen en la respiración, por lo que es fácil que haya profundas interferencias. Así que… PARA. Cuando puedas y como puedas, pero date un poco de tiempo para observar si estás respirando.

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