Hace unas semanas tuve una conversación con una alumna mía. Edad media, trabajo sedentario, venía por dolor cervical y lumbar. Sus primeras preguntas ya me llamaron la atención: ¿por qué me duele todo? ¿qué es el dolor?
Reproduzco la conversación que tuvimos al respecto del dolor:
¿Qué es el dolor?
El dolor es una forma de comunicar que tiene tu cuerpo. Puedes estar tan enfrascada en los objetivos de cada día que pierdes el contacto con tu cuerpo. Entonces te manda algún mensaje para que pares y veas si todo está bien. Cuando no lo haces, te grita para ver si te enteras. Esto es el dolor. Y te hace reaccionar.
¿Pero que haya dolor significa que hay algún problema?
No necesariamente. Cuando te duela, mira un poco si dura o se quita. Si dura, te recomiendo ir al médico para descartar patologías. Hay mucha gente con dolor pero sin diagnóstico. Cuando esto pasa, cabe pensar que el problema es el uso que hacen de sus cuerpos.
Pero ¿a qué te refieres cuando hablas del uso? No llego a entenderlo
El uso tiene que ver con la conciencia de ti misma cuando te mueves. ¿Sabes qué hacen tus brazos cuando coges a tu niño en brazos? ¿O cuando estás al ordenador? Lo cierto es que puedes decidir cómo colocarte, moverte o reaccionar. La herramienta para esto es la conciencia corporal y de ti misma; en la Técnica Alexander lo llamamos “uso”. El uso es una cualidad que implica voluntad y conciencia. Los niños tienen buena coordinación, pero no tienen conciencia de ello. Como adulta, puedes aprender lo que necesitas para mantener tu buena coordinación: esto sería el buen uso.
Pero yo conozco gente que tiene “mal uso” y no les duele
Es verdad, ves que el dolor es algo muy personal. A veces viene alguien con buen uso aparente, que tiene mucho dolor; y mejora con la Técnica Alexander. Otras veces, alguien con un uso pésimo de su cuerpo no viene porque no le duele nada. Mi explicación es que su debilidad no está en el músculo esquelético. Pero yo veo que la tendencia en nuestra sociedad es consistente: mal uso del cuerpo suele ir acompañado de problemas del músculo. Cuando mejora, los problemas disminuyen.
Entonces, si doy clases, ¿se me quitará el dolor?
Te ayudará mucho, pero como eres un individuo, tenemos que empezar a trabajar y ver qué descubres sobre tus hábitos cotidianos. Vas a aprender lo que necesitas para favorecer un mejor funcionamiento de los músculos que se aleje de los patrones de movimiento y soporte que dan lugar al dolor.
Pero hay días que no me duele, o bien me duele sin que haya pasado nada, muchas veces no puedo prever si me va a doler o cuanto. ¿Qué puedo hacer?
Te recomiendo que te acostumbres a observarte. Cuando notes que empieza a dolerte, deja un momento la actividad que estás haciendo (si es posible) y quédate quieta. Observa tu cuerpo, mira a ver si puedes sentir algo. Puedes hacerlo de pie y observar el contacto de los pies con el suelo. Recuerda también la distancia entre los pies y la cabeza, ¿estás encogida o se mantiene?. Trabaja en el suelo si puedes (aquí puedes leer cómo echarte correctamente en el suelo). Pregúntate qué ha pasado que haya podido disparar el dolor. Puede que al principio no encuentres nada que lo justifique, pero con el tiempo aprenderás a reconocer lo que te ha sacado del equilibrio.
Entonces, ¿yo soy la responsable del dolor?
Bueno, tú tienes la llave de la forma en que reaccionas a los estímulos que se te van presentando. Por lo tanto, en cierta forma sí. Pero lo importante es que tienes la capacidad de arreglar esta situación; la solución depende de una serie de capacidades que tienes dentro de ti: percibirte, observarte, parar, etc. Con la Técnica Alexander aprenderás a ponerlas a funcionar.
Y ¿hay algún estudio que avale la utilidad de esta técnica con el dolor?
En el Reino Unido se han hecho algunos estudios valiosos. Se hizo uno sobre la utilidad de la Técnica Alexander a la hora de tratar el dolor de espalda. Otro con el dolor de cuello.