¿Qué ocurre en una clase?
Asistir a una clase de Técnica Alexander es muy sencillo y fácil, y cualquiera puede hacerlo. Las clases son siempre individuales, aunque también se imparten talleres introductorios para grupos privados que permiten tener un primer acercamiento al trabajo. Cada clase tiene una duración entre 30 y 40 minutos y la mejor manera de experimentar qué es y qué puede hacer por ti es probarla.
La base del trabajo durante una clase es el cuerpo. Hay tres elementos en juego: la Técnica, el profesor y el alumno; cada uno juega un papel insustituible para conseguir el resultado final.
Al principio el profesor se ocupa de los tres. A lo largo de la clase trabaja con sus manos haciendo pequeños ajustes en el cuerpo del alumno, de manera suave y delicada, y el alumno va haciendo diferentes movimientos siguiendo las instrucciones verbales y manuales del profesor. En la clase se trabaja con movimientos cotidianos como estar sentado, de pie, andar o hablar. La información que recoge el profesor con sus manos la usa para ajustar el sistema neuromuscular del alumno.
La tarea del alumno es permitir que el profesor haga estos pequeños ajustes que van a facilitar cambios en su equilibrio y en su tensión muscular habitual. Y también es tarea suya observar los cambios que se producen a lo largo de cada clase y entre clases y tomar conciencia de las reacciones del cuerpo y las tensiones corporales innecesarias que aparecen, aprendiendo a sentirlas. Con el tiempo y el trabajo constante el alumno se va haciendo consciente de los malos hábitos corporales y su cuerpo aprende a reaccionar de manera no tan automática a los estímulos. Para ello hay que estar en una disposición abierta, atento a lo que va pasando; y la mente ha de estar implicada en el proceso.
Al terminar una clase los alumnos suelen sentirse cómodos y tranquilos. Es normal que en la primera clase los cambios resultantes puedan parecer imperceptibles. Sin embargo los efectos son profundos y duraderos. El progreso de cada persona es individual, y depende de cada uno, pero los beneficios suelen ser reconocibles a partir de la segunda o tercera clase, para algunas personas incluso desde la primera.
El trabajo que hace el profesor se ve reforzado por la naturaleza del aprendizaje: se trata de aprender algo sobre nuestro cuerpo, nuestras reacciones y las posibilidades que tenemos. Queremos poner en juego nuestra capacidad de elegir cómo vamos a reaccionar frente a un determinado estímulo.
La base del trabajo durante una clase es el cuerpo. Hay tres elementos en juego: la Técnica, el profesor y el alumno; cada uno juega un papel insustituible para conseguir el resultado final.
Al principio el profesor se ocupa de los tres. A lo largo de la clase trabaja con sus manos haciendo pequeños ajustes en el cuerpo del alumno, de manera suave y delicada, y el alumno va haciendo diferentes movimientos siguiendo las instrucciones verbales y manuales del profesor. En la clase se trabaja con movimientos cotidianos como estar sentado, de pie, andar o hablar. La información que recoge el profesor con sus manos la usa para ajustar el sistema neuromuscular del alumno.
La tarea del alumno es permitir que el profesor haga estos pequeños ajustes que van a facilitar cambios en su equilibrio y en su tensión muscular habitual. Y también es tarea suya observar los cambios que se producen a lo largo de cada clase y entre clases y tomar conciencia de las reacciones del cuerpo y las tensiones corporales innecesarias que aparecen, aprendiendo a sentirlas. Con el tiempo y el trabajo constante el alumno se va haciendo consciente de los malos hábitos corporales y su cuerpo aprende a reaccionar de manera no tan automática a los estímulos. Para ello hay que estar en una disposición abierta, atento a lo que va pasando; y la mente ha de estar implicada en el proceso.
Al terminar una clase los alumnos suelen sentirse cómodos y tranquilos. Es normal que en la primera clase los cambios resultantes puedan parecer imperceptibles. Sin embargo los efectos son profundos y duraderos. El progreso de cada persona es individual, y depende de cada uno, pero los beneficios suelen ser reconocibles a partir de la segunda o tercera clase, para algunas personas incluso desde la primera.
El trabajo que hace el profesor se ve reforzado por la naturaleza del aprendizaje: se trata de aprender algo sobre nuestro cuerpo, nuestras reacciones y las posibilidades que tenemos. Queremos poner en juego nuestra capacidad de elegir cómo vamos a reaccionar frente a un determinado estímulo.
In the 80's: Alexander Technique lesson by Patrick MacDonald (primera parte)
Un video histórico imprescindible para comprender la Técnica Alexander. En inglés.
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In the 80's: Alexander Technique lesson by Patrick MacDonald (segunda parte)
Segunda parte de este documental histórico con el trabajo de uno de sus profesores más veterano. En inglés.
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Copyright de esta web © Marta Barón Holczer, Técnica Alexander en Madrid.
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