Reproduzco la conversación que tuvimos al respecto del dolor:
El dolor es una forma de comunicar que tiene el cuerpo. A veces estamos tan enfrascados en los objetivos de cada día que perdemos el contacto con el cuerpo. Entonces nos manda algún mensaje para que paremos y veamos si todo está bien. Cuando no lo hacemos, llega un punto que nos grita para ver si nos enteramos. Esto lleva al dolor. Y nos hace reaccionar.
¿Pero que haya dolor significa que hay algún problema?
No necesariamente. Cuando nos duele tenemos que mirar un poco si dura o se quita. Si dura no es una mala idea ir al médico para descartar posibles patologías. Tengo muchos alumnos que tienen dolor pero no hay ningún diagnóstico. Es entonces cuando cabe pensar que el problema es el uso que hacen de sus cuerpos.
Pero ¿a qué te refieres cuando hablas del uso? No llego a entenderlo
El uso tiene que ver con la conciencia de nosotras mismas cuando nos movemos. ¿Sabes qué hacen tus brazos cuando coges a tu niño en brazos?¿O cuando estás al ordenador? Lo cierto es que puedes decidir cómo colocarte, moverte o reaccionar. La herramienta para esto es la conciencia corporal y de ti misma; en la Técnica Alexander lo llamamos “uso”. El uso es una cualidad que implica la voluntad y la conciencia. Los niños tienen buena coordinación, pero no tienen conciencia de ello. Los adultos, si aprenden pueden mantener su buena coordinación y por lo tanto estaríamos hablando de buen uso.
Pero yo conozco gente que tiene “mal uso” y no les duele
Bueno, es que el dolor es algo muy personal. A veces gente con buen uso aparente tiene mucho dolor y con la Técnica mejoran mucho. Otras veces hay gente con un uso pésimo de sus cuerpos pero no les duele. Simplemente su debilidad no está en el músculo esquelético. Sin embargo, la tendencia en nuestra sociedad es bastante consistente: mal uso del cuerpo suele ir acompañado de problemas del músculo. Cuando mejora, los problemas disminuyen.
Entonces si doy clases, ¿se me quitará el dolor?
Lo más probable es que te ayude mucho pero tenemos que empezar a trabajar y ver qué cosas puedes cambiar en tu día a día para favorecer un mejor funcionamiento de los músculos que se aleje de los patrones de movimiento y soporte que dan lugar al dolor.
Pero hay días que no me duele, o bien me duele sin que haya pasado nada, muchas veces no puedo prever si me va a doler o cuanto. ¿Qué puedo hacer?
Lo mejor es acostumbrarte a observarte. Cuando notes que empieza a doler deja un momento la actividad que estás haciendo (si es posible) y quédate quieta. Observa tu cuerpo, mira a ver si puedes sentir algo. Puedes hacerlo de pie y observar el contacto de los pies con el suelo. Recuerda también la distancia entre los pies y la cabeza. También, si puedes echarte en el suelo, hazlo (aquí puedes leer cómo echarte correctamente en el suelo). Te puedes preguntar qué ha pasado que haya podido disparar el dolor. Puede que al principio no encuentres nada que lo justifique, pero con el tiempo aprenderás a reconocer lo que te ha sacado del equilibrio.
Entonces, ¿yo soy la responsable del dolor?
Bueno, tu tienes la llave de la forma en que reaccionas a los estímulos que se te van presentando. Por lo tanto, en cierta forma sí. Pero lo importante es que tú tienes la capacidad de arreglar esta situación; la solución depende de una serie de capacidades que tiene todo ser humano: percibirse, observarse, parar, etc. Con la Técnica Alexander aprenderás a ponerlas a funcionar.
Y ¿hay algún estudio que avale la utilidad de esta técnica con el dolor?
En el Reino Unido se han hecho algunos estudios valiosos. Se hizo uno sobre la utilidad de la Técnica Alexander a la hora de tratar el dolor de espalda. Otro con el dolor de cuello. Precisamente en mi web hay algunos estudios en los que se habla de esto.