
En este trabajo la frase “control consciente” se usa para indicar el valor y el uso de un control y una guía conscientes, ante todo como una constante y luego como algo puntual, de forma que en los procedimientos prácticos el segundo siempre dependerá del primero."
FM Alexander en “La herencia suprema del Hombre”
Aprovechando que se va a publicar la traducción del primer libro de Alexander, La herencia suprema del Hombre, me gustaría comentar algunos de los conceptos que maneja. En este libro Alexander introduce su concepción del “control consciente”. Esta es un parte esencial del trabajo; yo me ocupo de ello desde la primera clase.
En el ser humano, así como en todo ser vivo, siempre hay algún tipo de control, sea consciente o inconsciente. El control inconsciente es el que hace que los animales reaccionen de forma automática a determinados estímulos. Sin haber visto al depredador, sólo con una sensación o con un ruido, la gacela sale corriendo y eso a menudo le salva la vida. No hay un discurso razonado en su cabeza, pero no importa porque hace el trabajo y consigue su propósito natural de sobrevivir.
En el ser humano se dan los dos tipos de control. El inconsciente abarca no sólo el funcionamiento básico de todas las funciones naturales, los reflejos musculares, el equilibrio y la coordinación sino también cuestiones como el instinto de supervivencia o de hacer que la especie se propague. Este control es necesario, indispensable. Y nos ha hecho sobrevivir como especie.
Y luego tenemos el control consciente, que es el que nos permite tomar decisiones. Pero eso sí, decisiones conscientes pues muchas veces es el inconsciente el que está decidiendo por nosotros. Nos parece que las tomamos conscientemente pero si analizamos como fue que llegamos a ellas, vemos que no lo tenemos claro.
El control consciente de Alexander es un proceso razonado. Concierne a lo que queremos de nosotros mismos en una situación determinada y da como resultado la capacidad del “uso” de nosotros mismos. Es voluntario. Y la intención es que sea, también, constructivo. El objetivo es hacer una acción cualquiera, que implica la coordinación (inconsciente) de la musculatura, pero teniendo una serie de deseos para la acción de facto. Esto tendrá un efecto positivo en la coordinación ya que no habrá conflicto entre el acto y la demanda sobre los mecanismos implicados. El resultado será que haremos lo que nos habíamos propuesto respetando la lógica del cuerpo por lo que no nos haremos daño.
Tomemos como ejemplo echar la cabeza hacia atrás para mirar una mancha en el techo. ¿Es un acto que puede hacer un ser humano? Sí. Pero, ¿hay mejores maneras de hacerlo? Claro. Queremos echar la cabeza hacia atrás sin encoger el cuello, sin dejar que se desmorone sobre los hombros, sin subir éstos, sin tensar la cara. Queremos hacerlo dejando que los ojos lideren el movimiento hacia el techo. Quizás hay que hacerlo más despacio de lo que nos imaginamos. El tiempo correrá a nuestro favor si nos lo concedemos. Tomar decisiones sobre darnos tiempo, qué tensar y qué no tensar está dentro del terreno del control consciente.
Comprendo que los que nunca han tomado clases pueden percibir esta tarea como algo ardua. Por eso, es tan importante contar con la ayuda de un profesor especializado. El profesor nos dará la experiencia psicofísica que necesitamos para entender qué es el control consciente y para qué puede sernos útil.
Y ¿para qué es útil el control consciente? Para conquistar el uso de nosotros mismos. Como dijo Alexander “el uso afecta al funcionamiento” por lo que si mejoramos el uso, el funcionamiento también lo hará.