TÉCNICA ALEXANDER MADRID con Marta Barón
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Estudio sobre el dolor de cuello crónico en la Universidad de York (Reino Unido)

28/3/2016

 
Cuadro
En febrero de este año se publicó un nuevo estudio sobre el beneficio de las clases de Técnica Alexander en el tratamiento del dolor crónico de cuello.

El estudio lo publicó el prestigioso Annals of Internal Medicine y demuestra lo que ya sabíamos hace tiempo los profesores de la Técnica Alexander: que mejorar la forma en que nos usamos a nosotros mismos en las actividades de la vida cotidiana puede quitar el dolor de cuello.

Dos de cada tres personas sufrirán dolor de cuello en algún momento (fuente: Patient UK) y la mayoría de los casos son de “dolor no específico” generados por malos hábitos posturales y de movimiento o pequeños esguinces, no por causas o lesiones serias.

Los síntomas –incluyendo movimiento limitado del cuello y dolor que va desde el cuello o el hombro hasta la base del cráneo o hacia el brazo– pueden mejorar después de algunos días y desaparecer en algunas semanas. Sin embargo,  a veces los síntomas persisten, se hacen crónicos y es más difícil quitarlos.

El dolor crónico de cuello, identificado así cuando dura más de tres meses, se suele tratar con analgésicos y fisioterapia.

Sin embargo, un estudio financiado por Arthritis Research UK, y llevado a cabo por un amplio equipo de investigación en la Universidad de York, encontró que los participantes que recibían clases individuales de Técnica Alexander tenían, de media, casi un tercio menos de dolor e incapacidad al final del estudio con respecto a lo que declararon antes de empezar sus clases.  Este grupo tenía significativamente menos dolor que el otro grupo que recibió el tratamiento habitual por su médico de cabecera a lo largo del estudio.

En el estudio participaron 517 personas con dolor crónico de cuello.  Para ser aceptados, habían sido diagnosticados y habían tenido dolor de cuello no específico por lo menos durante tres meses. La duración media era de seis años por lo que muchos lo tenían desde hacía más tiempo. Los participantes se distribuyeron aleatoriamente en tres grupos:

  1. 20 clases individuales de Técnica Alexander en un periodo de cinco meses (junto a su seguimiento habitual con su médico de cabecera); o
  2. 12 sesiones de acupuntura con una duración equivalente a las 20 clases de Técnica Alexander (junto a su seguimiento habitual con su médico de cabecera); o
  3. su seguimiento habitual con su médico de cabecera

El “seguimiento habitual” ofrecido a los pacientes incluía cualquier prueba y tratamiento de la Seguridad Social que fuera necesario, además de cualquier coste adicional como medicación sin receta.

Las clases de Técnica Alexander permitieron a los participantes hacer cambios beneficiosos a largo plazo en la forma en que llevaban a cabo actividades cotidianas como trabajar en el ordenador, andar, sentarse o estar de pie. Al final del estudio, un año más tarde de que empezaran las clases seguían disfrutando la misma reducción en el dolor que habían experimentado al final de sus clases siete meses antes. Los resultados también mostraban una mejoría significativa en el conocimiento y manejo que tenían los pacientes de su dolor y que ésta estaba asociada a una gran reducción del dolor y la incapacidad.

Las clases de Técnica Alexander están diseñadas para ayudar a la gente a ser más conscientes de (y descubrir como reducir) cualquier hábito postural o mental pernicioso que a menudo contribuye al dolor, la tensión y el estrés. Cuando la gente decide aplicar la Técnica Alexander a su vida cotidiana, consigue redescubrir su coordinación y equilibrio natural y se da cuenta de la cantidad de formas sanas de vivir.

La profesora de Técnica Alexander y miembro del equipo investigador comentó: “la postura habitual de llevar el cuello hacia delante puede reducirse practicando con frecuencia el semi-supino (echarse en el suelo sobre la espalda con las rodillas dobladas, los pies en el suelo y la cabeza apoyada en unos libros) mientras estás atento a ti mismo  tal y como te ha enseñado tu profesor; y puedes mantener esta atención cuando te levantas y haces tu día a día”.

El Dr. Hugh MacPherson del Departamento de Ciencias de la Salud e investigador Senior de este estudio añadió: “Nuestro estudio demuestra los beneficios que tienen darle a la gente la capacidad de conseguir cambios positivos en sus vidas cotidianas para reducir o eliminar su dolor de cuello”.

La Técnica Alexander es un método de auto ayuda que nos lleva a mejorar el tono muscular y la coordinación general. Su enseñanza se basa en evitar la tensión mental y física innecesaria en las actividades de la vida cotidiana a través de cultivar una atención en ti mismo y en lo que te rodea. Prioriza el equilibrio de la cabeza y la columna vertebral. Aprender a  aplicarla puede ayudar con el dolor de espalda y también a reducir tensiones musculares y rigideces no deseadas, así como problemas respiratorios o vocales, ansiedad y condiciones relacionadas con el estrés.

Para leer el artículo completo (en inglés) HAZ CLICK

No existe la posición correcta sino la dirección correcta

26/1/2016

 
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Hace muchos años, mientras formaba profesores de su técnica,  F.M. Alexander decía a sus alumnos: “no existe la posición correcta sino la dirección correcta".

Hoy en día hay una gran cantidad de personas buscando la posición o la “postura” “correcta”. Entrecomillo las dos palabras porque ambos conceptos corresponden a una idea preconcebida social e individual.

Se habla constantemente de la postura como si ésta fuese algo que se puede aprender, copiar de un modelo o mantener sin importar las circunstancias externas (edad, salud, actividad o tiempo). Nada más lejos de la realidad; mantener la postura requiere energía, coordinación, equilibrio y salud. Cuando alguna de estas cualidades falta, la cosa se complica mucho y a menudo lo percibimos como una dificultad para estar de pie.

Es importante decirlo: la postura correcta no existe. Si te paras a pensar en lo que significa la palabra postura para ti, verás que tiene algo de estático. Esto es lo que yo he visto una y otra vez con mis alumnos. Cuando consiguen la postura, resulta que no podrían ya moverse porque la perderían. Y es que el ser humano es un animal que se mueve. Por lo tanto la idea de postura  es muy limitada con respecto a los estímulos que nos vamos a ir encontrando en el día a día.

Entonces llegamos a la idea de Alexander: la dirección correcta. Ah! Esto sí. Porque la dirección es una cualidad que nos habla del movimiento, del alargamiento; en definitiva: la expresión de la actividad humana. El concepto de dirección es muy propio de nuestro trabajo y para entenderlo hay que tener la experiencia. Sin embargo no tenemos más que ver a un niño pequeño corriendo para darnos cuenta de que tiene una dirección por defecto.

La dirección engloba el movimiento, el tiempo que nos damos para reaccionar a un determinado estímulo y también el tiempo que tardamos en conseguir una habilidad. Nos habla también de poner a trabajar la mente consciente para conseguir lo que nos hemos propuesto sin hacernos daño.

Cuando se trabaja la idea de la dirección vamos construyéndonos. No desde lo que tiene que ser, sino desde la observación de cómo nos movemos, reaccionamos a los estímulos del día a día o cómo juntar nuestras necesidades con las limitaciones.

A menudo veo gente que tiene “buena postura” pero cuando vienen a clase constato que hay mucha rigidez en su forma de “llevarse”.  Entonces, les empiezo a enseñar algo sobre la dirección correcta y poco a poco van recuperando libertad, flexibilidad y el soporte de su espalda. Esto incide en que su postura mejora. Pero el camino es al contrario de lo que se suele pedir.

No es la postura lo que genera buena salud; sino que usarnos bien, recuperar la capacidad de observarnos, revisar nuestra dirección corporal y trabajar desde los medios es lo que genera buena postura.     

Otra cosa que trabajo mucho con mis alumnos es la idea de “correcto”. Hay tantas ideas como personas, y merece la pena descubrir la de cada alumno ya que de esa idea depende su aprendizaje.  Una vez más, cuando nos conectamos con el cuerpo  más que con una idea preconcebida, todo es más fácil y más fluido.

Juguemos un poco. Piensa en la última tarea que has llevado a cabo. ¿Querías hacerlo “bien”? ¿Qué es “bien” para ti? ¿Es tu propia idea o la que alguien más ha impuesto en tu mente? ¿Es esta idea y los actos que derivan de ella, buenos para ti en este momento? ¿Tu objetivo se puede conseguir sin hacerte daño?.

Todas estas preguntas nos ayudan a “dibujar” la forma en que hacemos algo, como nos sostenemos y, en definitiva, como es nuestra “postura” o bien nuestra “dirección”. La dirección se puede construir, lo cual lleva a la postura que consideramos “buena”.

​Marta Barón

Publicación de "El acto de vivir" de Walter Carrington

21/3/2015

 
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Walter Carrington (1915-2005) dedicó su vida a la enseñanza y la divulgación de la Técnica Alexander. Se formó con F.M. Alexander y se dedicó a enseñar desde 1939. En los últimos años de la vida de Alexander empezó a colaborar en la formación de profesores, de forma que se puede decir que,  a su muerte, había formado profesores durante cerca de sesenta años. Como profesor era un fuera de serie. Con las manos, por su conocimiento enclopédico de temas muy variados y su conocimiento de los textos de Alexander; tenía un carácter profundamente empático y compasivo que le ayudaba a apreciar a todos sus alumnos.

Estuvo al lado de Alexander desde 1939 hasta su muerte en 1955, excepto el período en el que sirvió en la RAF durante la Segunda Guerra Mundial. Le conoció bien en lo personal y en lo profesional. En cada lectura de sus libros podía comentar datos y situaciones que había vivido personalmente.  Sus recuerdos eran vívidos; y su conocimiento de la obra de Alexander, extenso. Tardaba algo más de tres años en leer los cuatro libros, a razón de tres o cuatro períodos de media hora cada semana. Cuando yo llegué a su escuela, posiblemente había leído cada uno más de diez veces.

Walter fundó el Constructive Teaching Centre en 1960.  Como parte de la formación que impartía a sus alumnos leía los cuatro libros de Alexander.  Recuerdo escucharle contar que, en un determinado momento, propuso a sus compañeros formadores que los leyesen ya que el autor ya no estaba cerca para aclarar las dudas que fuesen surgiendo. Al principio los leían por turnos pero pronto fue tan solo Walter el que continuó con las lecturas. Todos los días leía un poco; a veces paraba, pensaba y explicaba algún aspecto técnico o histórico que le parecía relevante para la comprensión de los textos.

En un determinado momento los futuros profesores de su escuela empezaron a ver el valor de lo que leía y también de sus aportaciones personales, por lo que decidieron grabar las lecturas. Con el tiempo estas lecturas se convertirían en dos valiosos libros: “Pensando en voz alta” (Mornum Time Press) y el que presento ahora “El acto de vivir”(APTAE 2015). De la edición en inglés se ocupó Jerry Sontag en su Mornum Time Press

Desde la asociación de profesores de la Técnica Alexander en España, APTAE, hemos trabajado para hacer posible que estas dos joyas de la Técnica Alexander estén en castellano a disposición de los lectores. Es un placer compartir esta obra con alumnos, con y sin experiencia del trabajo, para los que será una gran ayuda a la hora de comprender para qué sirve la Técnica Alexander y  cómo implementarla.

 



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